
May the Lord receive him into His glory
A Letter From Fr. Carlos Ortiz, Parochial Vicar
To Heaven, Pope Francis!
This past Easter Sunday, to the surprise of many, Pope Francis appeared on the balcony of St. Peter’s Basilica to wish the entire Catholic world a Happy Easter, and to announce that an assisting cleric would read his message—a very brief message: “Let us renew our hope and our trust in others, even in those who are different from us or who come from distant lands, bringing unfamiliar customs, ways of life, and ideas. Because we are all children of God.” Less than 24 hours later, the Vatican announced his passing in Rome at the age of 88, after 12 years of pontificate.
“At 7:35 this morning (local time), the Bishop of Rome, Francis, returned to the house of the Father. He dedicated his entire life to the service of the Lord and His Church,” said the Pope’s Camerlengo, Irish-American Cardinal Kevin Farrell, in a brief video statement.
We give thanks to God for every day of his life in service to the Church—for all his written and spoken teachings; for the many examples of care and support for those most in need; for his tireless work in purifying the Church of corruption; for his spontaneous and simple joy; for his relentless efforts to promote care for our Common Home; for being a maker and herald of peace among countries and ethnic groups in conflict; for his special concern for prisoners, the marginalized, children, and migrants; for his constant labor in the care of souls; for his inspiring example in combating exclusion and promoting inclusion... May the Lord receive him in His glory, and may he intercede from heaven for our beloved Church.
¡Hasta el cielo, Papa Francisco!
El pasado Domingo de Resurrección, para sorpresa de muchos, el Papa Francisco apareció en el balcón de la Basílica de San Pedro para felicitar a todo el mundo católico por la Pascua, y para decir que un clérigo asistente leería su mensaje; un mensaje realmente corto: “Renovemos nuestra esperanza y nuestra confianza en los demás, incluso en quienes son diferentes a nosotros o vienen de tierras lejanas, trayendo costumbres, formas de vida e ideas desconocidas. Porque todos somos hijos de Dios”. Menos de 24 horas después, el Vaticano anunciaba su fallecimiento en Roma a los 88 años de edad y 12 de pontificado.
“A las 7:35 de esta mañana (hora local), el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Dedicó toda su vida al servicio del Señor y de su Iglesia”, dijo en un breve comunicado en video el camarlengo del Papa, el cardenal irlandés-estadounidense Kevin Farrell.
Damos gracias a Dios por cada día de su vida en servicio de la Iglesia, por toda su enseñanza escrita y predicada; por tantos ejemplos de preocupación y apoyo a los más necesitados; por su incansable trabajo en purificar de corrupción a la Iglesia; por su alegría espontánea y sencilla; por su lucha sin cesar en promover el cuidado de la Casa Común; por ser artífice y pregonero de paz entre países y etnias en conflicto; por su predilección por los presos, por los marginados, por los niños, por los migrantes...; por su trabajo constante en la atención de las almas; por su edificante ejemplo en la lucha contra el descarte y en la promoción de la inclusión... Que el Señor lo reciba en su gloria y pueda Él interceder desde el cielo por nuestra amada Iglesia.